viernes, 3 de marzo de 2017

Guia Para Comprar Targeta Madre



¿Que es una Tarjeta Madre?

Es conocida como placa principal o placa madre en español. En ingles es MainBoard o MotherBoard, es un circuito impreso donde se conectan todos los componentes que conforman un ordenador o pc y de que este mismo pueda operar correctamente. Elegir un buen motherboard es importante a la hora de armar un pc o comprar una que venga con todos los componentes necesarios para su funcionamiento. Pero existen diversos factores que se toman en cuenta como el tamaño, precio, socket, capacidad de actualizar sus componentes, overclock, o compatibilidad con varias tarjetas gráficas para elegir un buen motherboard, es por eso que se debe analizar bien lo que elegiremos para nuestro ordenador.


El tamaño: Desde el mas grande hasta el mas pequeño
Cuando vayas a comprar un motherboard encontraras varios tamaños: EATX (estos son usasdos para servidores así que es raro que un usuario consumidor tenga uno) , ATX Son de los mas usados en la actualidad y tienen una variaciones Micro-ATXMini-ITX


Como podrás observar en la imagen, la diferencia en estos mismos esta en que mientras mas pequeño estos tienen menos ranuras para slot de expansión(ranura de expansión) y mientras mas grande mas espacio ocuparan.
Lo mas recomendable seria un ATX si no te preocupa el espacio (pero también debes pensar en que tendrás la posibilidad de añadir mas componentes en un futuro) Y el Micro-ATX en caso de no tener tanto espacio sabiendo que se sacrificaran slot de expansión(ranura de expansión)

Puertos PCI Express
Abreviado PCIe puertos de la generación actual vienen en todos los motherboards modernos reemplazando los viejos PCI, AGP, PCI-X son los que se sitúan de manera horizontal debajo del socket del procesador. Es en estos puertos donde se conectan las tarjetas gráficas, o cualquier tarjeta de expansión que use este puerto. Los slots X16 son los más rápidos y suelen usarse para tarjetas gráficas. Los slots X8 se usan para una segunda tarjeta gráfica en SLI. Los X4 y X1 se usan para tarjetas de sonido, de red, de televisión, de puertos USB, SATA, etcétera. Las unidades SSD para puertos PCI-E se suelen conectar en los de X4 o incluso X8.

Velocidad de transferencia  de los PCI-E
PCI-e 1.0 250 MB/s (x1) 4 GB/s (×16)
PCI-e 2.0 800 MB/s (x1) 8 GB/s (×16)
PCI-e 3.0 985 MB/s (x1) 15.75 GB/s (×16)
PCI-e 4.0 1969 MB/s (x1) 31.51 GB/s (×16)



Socket
El zócalo de CPU o Procesador viene que ver con el número de pines que tiene un procesador. Así, un procesador LGA (Land Grid Array) 1151 tendrá 1151 pines.

Intel ha utilizado en sus últimos procesadores sockets LGA 1150, 1151 y 2011[-v3], siendo los LGA1151 los más comunes de los últimos años, y los que utilizan los últimos procesadores Skylake y Kaby Lake. Los sockets 2011 son utilizados por estaciones de trabajo, servidores y ordenadores más potentes, por lo que es probable que no te interese comprar una placa con ese socket.

En el caso de AMD, encontramos sockets AM3+, FM2+ y AM1. Los nuevos procesadores AMD Ryzen harán uso del nuevo socket AM4. Este nuevo socket de AMD será compatible con los disipadores AM3 y AM2.

Independientemente de si es AMD o INTEL Puedes elegir el que consideres mejor eso estar a gusto de cada uno de ustedes, pero lo mas recomendado es elegir un MotherBoard que disponga de un socket Moderno en el mercado para que así puedas poder actualizar a las próximas generaciones de procesadores

Chipset

El chipset define la conectividad que tiene la CPU con el resto de componentes del ordenador. El chipset determina cómo se organizan los circuitos dentro del cuerpo de una placa base. Con cada nueva generación, se añaden más conexiones y mejoras en la velocidad.

En el caso de Intel, encontramos estos chipsets con sus respectivos sockets:
Intel LGA1150
Z97
Z87
H97
H87
Q87
Q85
B85
H81
Intel LGA 1151
Z170
H170
H110
Z270
H270
H210

En el caso de AMD, encontramos los siguientes chipsets con sus respectivos sockets:
Chipsets AMD AM4 (Ryzen):
X370
B350
A320
X300
A300
B300
Chipsets AMD AM3+:
990FX
990X
970
770
760G
Chipsets AMD FM2+
A88X
A78
A55
Chipsets AMD AM1


Puertos traseros

La conectividad es uno de los puntos más importantes de la placa base. Los conectores traseros incluyen puertos USB, DVI, VGA (ya menos), HDMI, jacks de sonido, PS/2, Ethernet, conector óptico, e incluso recientemente USB Type-C y DisplayPort. Las principales diferencias en placas base suelen estar en el número de puertos USB (entre 4 y 8 es lo más común), así como en la tarjeta de sonido integrada.

Los puertos de vídeo es probable que no los vayas a usar si vas a comprar una tarjeta gráfica dedicada. Si por otro lado vas a usar la integrada del procesador, tendrás que usar los de la placa base.


¿Importa la marca a la hora de comprar una placa base?

En el mercado encontramos principalmente cuatro fabricantes de placas base: ASUS, Asrock, MSI y Gigabyte. No hay ninguna diferencia de rendimiento entre elegir un fabricante u otro, ni uno cuyas placas base fallen más que otro. Elegir una placa base dependerá de tu presupuesto y de la conectividad que éstas ofrezcan. A lo mejor una placa base por 110 dolares te ofrece un conector de audio óptico que una de 120 no te ofrece, u otra tiene una determinada función de software que utilizarás que otra marca no tiene.

La marca de la placa base no influye tampoco en el rendimiento de una tarjeta gráfica. Una tarjeta gráfica MSI dará el mismo rendimiento en una placa base independientemente del fabricante de la placa base.
Precio
Dependiendo el presupuesto que se tiene es que se comprara el motherboard claro esta pero aunque tenga el dinero necesario para ir a comparar tu tarjeta madre lo mejor seria analizar esa tarjeta madre que elegiste con otras de distintas marcas y precios comparando lo que te ofrece una con respecto a la otra y así elegir la que mejor se adapte a tus necesidades

Post Original
E. (2017, February 19). Guía de compra: Motherboards todo lo que tienes que conocer. Retrieved February 18, 2017, from https://www.taringa.net/post/ebooks-tutoriales/19769963/Guia-de-compra-Motherboards-todo-lo-que-tienes-que-conocer.html?dr

viernes, 17 de febrero de 2017

Creepypastas


Creepypastas



Quitarse la vida


El día había llegado, Mauricio Jiménez, había decido quitarse la vida, pero antes quería pasar unos días en la casa que se encontraba a unos metros de la suya, en donde nadie aguantaba más de una semana viviendo ahí, sabía que si algo había que espantaba a las personas, quizás había algo después de la muerte, con lo que se armó de valor, y con una pistola en la cintura para suicidarse se la llevo, se fue por la noche a meterse en el lugar, con nada más que una linterna en la mano, se adentró en ese hogar.

Dicha casa de aspecto finca antigua de épocas pasadas, estaba en perfecto estado, la persona que la rentaba, sabia Mauricio, que había salido de la ciudad, con lo que pasar unos días ahí, era seguro, el sitio estaba limpio, ya que hasta unas semanas antes, una familia había estado viviendo por muy poco tiempo ahí, con lo que él sabía que todo estaba en perfecto estado, fue así como por una ventana que colindaba a un frondoso bosque de los típicos de la Unión Americana, se metió al lugar.

Ya estaba la noche llegando, y Mauricio retando a lo que fuera que estuviera en el lugar, grito – ¡¡Vamos, ya estoy aquí!! – – ¡¡Te reto a que aparezcas, quiero conocer a quien asusta y espanta a todo ser que vive aquí!! – Mauricio siguió gritando y gritando, pero parecía que lo que estuviera ahí, no se haría notar, con lo que Mauricio exhausto, se quedó dormido en la cama de la recamara principal, fue así como al despertar al día siguiente, una mujer le llevo el plato de comida a la cama, Mauricio asustado, no daba crédito a lo que veía, era una hermosa mujer, en la otra recamara, se veían a un par de gemelos jugando, y que al ver que Mauricio se despertaba, corriendo se fueron hacia él, –¡Papi, papi ¡ – gritaron los niños, él no sabía qué hacer, ¿que acaso estaba soñando y esa era un hermoso sueño de lo que podría haber sido y no fue?.

Fue cuando de repente, tanto los gemelos como la mujer se esfumaron, y el día de inmediato cambio de nuevo al anochecer, ¿qué pasaba? Eran los pensamientos del pobre Mauricio, ¿estoy soñando dentro de mi sueño? O que es lo que me pasa, prendió su linterna, y en el marco de la puerta, apareció la misma mujer, que instantes antes, había visto y le había llevado los alimentos en la cama, era esa misma mujer, pero con un cuchillo en la mano, con la cara demacrada, y a unos metros, los pequeños cuerpos de lo que parecía ser los gemelos, que estaban degollados, por esa maldita mujer.

Fue cuando de golpe, el recuerdo de lo que lo había orillado a tomar la decisión de quitarse la vida, le llego, unos días antes, su esposa en un ataque de celos, a sus hijos asesino, y delante de Mauricio, las venas se cortó, fue cuando despertó de golpe y llorando, sabiendo que nada podía hacer, que en la muerte de su familia el nada tuvo que ver, había sido la enfermedad de su esposa, la que acabo de tajo con su familia, pero culpa no tenía por qué tener, él no había hecho nada malo, la mujer era la que había hecho todo, y apresurado salió del lugar, no sin antes agradecer a lo que estuviera en esa casa, que lo hizo recapacitar, a sus hijos los llevaría por siempre en su corazón, y había perdonado a la que era su esposa, y con eso su corazón sano y las ganas de morir, se esfumaron para siempre.


Debajo de la cama


Me encontraba con mis dos hermanos en mi habitación jugando mientras mis padres habían salido a cenar y volverían muy tarde, es por ello que aprovechamos ese tiempo en el que nunca nos dejaban quedarnos despiertos hasta tan tarde para poder divertirnos lo máximo posible.

Yo y mi hermano del medio nos encontrábamos jugando a la computadora, mientras que el más chico estaba jugando con una pelota dentro de la habitación, lo cual era bastante molesto debido al ruido que hacía y que frecuentemente tiraba ciertas cosas, es por ello que muchas veces le dije que utilice otra cosa para jugar, pero no me hizo caso, incluso le advertí que le iba a contar un cuento de miedo corto para que de esa manera se atemorice, pero no me hizo caso.

En un momento se le cayó la pelota debajo de la cama, y nos pidió que la saquemos porque tenía miedo, pero nosotros no le hicimos caso e incluso le dijimos que la busque él mismo si quería.

Luego de pasar mucho tiempo jugando a unos juegos que tenía en mi computadora, le pregunté a mi hermano dónde se encontraba el más pequeño de todos, debido que hace tiempo que no lo escuchaba, y no supo responderme ya que tampoco sabía. Le dije a mi hermano que lo vaya a buscar en la cocina y yo lo iba a buscar afuera de la casa, pero al bajar de la silla en donde me encontraba subido pensé que quizás estaba escondido en algún lugar, por lo que me acerque a la cama en donde se le había caído la pelota y sentí un ruido, por lo que supe que era él.

Incluso al pararme al lado de la cama él me espesó a tocar el tobillo del pie con su mano, pensando que me iba a asustar, ya que siempre lo hacía asustar con mis cuentos de terror. Algo que no le presté atención, hasta el momento en que escuché a mi otro hermano que me gritó: “Aquí está viendo televisión en la cocina”. Cuando rápidamente me di cuenta que no había nadie más en la casa, y no supe quién me estaba tocando el pie.


Dile a mis padres


Con apenas dieciséis años cumplidos una joven rebelde se creía lo suficientemente madura para tomar sus propias decisiones, desafiaba a sus padres y saliendo a escondidas cuando ellos dormían. Su novio la esperaba siempre unas calles más delante, bebiendo en su auto mientras ella llegaba, después de un par de besos, tomaban su rumbo, esa noche era hacia una fiesta muy esperada, pues según se rumoraba habría alcohol hasta para llenar una piscina y bañarse en el.

Cuando llegaron a la fiesta, ciertamente era lo esperado, decenas de chicos bebiendo hasta ahogarse y las parejas besándose por los rincones. No tuvo que pasar mucho tiempo, para que surgiera una discusión, el chico que la acompañaba la había dejado sola para coquetear con las demás muchachas del lugar. La joven aunque era rebelde, seguía siendo una niña y armó un gran escándalo que avergonzaba a su novio, este la tomó por la fuerza, y la subió al auto a empujones para regresarla a su casa, la chica gritaba y lo manoteaba. Y el joven hacia lo mismo.

De repente una fuerte luz los encandiló y lo siguiente fue un tremendo estruendo producido por el impacto frontal contra otro coche. La Policía y un equipo de urgencias llegaron muy rápido, la chica aun estaba viva, y a su lado otra muchacha le sujetaba la mano, con su último aliento le dijo: -Dile a mis padres que me perdonen, y que los amo-

El doctor que la atendía preguntó a la chica si la conocía, pues tenían que avisar a sus padres.

-Imposible- dijo la chica muy consternada –la pareja que ha muerto en el otro coche… Eran sus padres, al igual que yo salieron a buscarla… –

Nunca ayudes a un desconocido



Son muy comunes las leyendas urbanas que nos alertan de ayudar al prójimo y mucho más cuando se trata de alguien desvalido como un niño o un anciano que parece salir de ninguna parte y nos guían a algún lugar oscuro. Aún hasta el día de hoy es habitual escuchar que a una amiga de un amigo la violaron por ayudar a un niño perdido que acabó llevándola a un callejón, o una mujer pidiendo socorro que acabó robando a la persona que la auxiliaba. ¿Es aconsejable ayudar a alguien que necesita nuestra ayuda? Nuestro instinto nos dice que debemos ayudarnos los unos a los otros, pero, a veces, sin saberlo, nos podemos poner en peligro o caer en una trampa…

La Segunda Guerra Mundial había acabado, pero el daño que habían causado los alemanes durante la ocupación y, sobre todo, durante su repliegue tras perder la Batalla de Normandía. había dejado al pueblo francés en la más absoluta miseria. Con muchos de sus cultivos incendiados y casi sin ganadería, comer se había convertido en un privilegio al que solo unos pocos podían aspirar.

En medio de este caos, acceder a un trozo de carne o un pan era casi imposible, y solo en el mercado negro se podía conseguir un alimento fresco que llevarse a la boca. Por supuesto, sus desmesurados precios eran controlados por un grupo de gente sin escrúpulos que eran capaces de ver morir de hambre a sus compatriotas con tal de aumentar su fortuna. No es, por eso, extraño que se pagaran relojes de oro, joyas heredadas generación tras generación u obras de arte por un simple mendrugo de pan.

Monique, la protagonista de esta historia, no era ajena a la situación. Durante la ocupación se había visto obligada a «ofrecer» sus encantos femeninos a los soldados alemanes para poder comer. Por este motivo, entre una multitud de gente casi famélica, por un hambre prolongada durante meses (sino años), Monique destacaba por su lozanía y por tener algún kilito de más, algo totalmente inusual y que la hacía verse más atractiva que la mayoría de las mujeres de su edad. Monique sabía que esa era su mejor arma para seguir consiguiendo comida, pero la situación se había vuelto tan tensa que ya nadie parecía requerir sus «servicios»; preferían comer que su compañía.

Un poco angustiada por el hambre, que por primera vez empezaba a sufrir desde que comenzó el conflicto, recorría el mercado buscando alguien a quien pudiera «convencer» para que le diera una pieza de fruta o un trozo de pan. Algo de carne era impensable, ya que el único puesto que aún la despachaba tenía unos precios prohibitivos y sus distribuidores parecían inmunes a sus encantos.

En una mañana nublada, mientras miraba con la boca hecha agua cómo fileteaban un trozo de carne para un señor que había ofrecido como pago un collar de oro, un viejecito cayó casi a sus pies. La turba de gente que se agolpaba junto al puesto de carne había empujado al anciano, quien había recibido un fuerte golpe en la cadera y parecía no poder levantarse. Tal vez la moral de Monique no fuera la más adecuada, pero sin duda la chica tenía un gran corazón. Se agachó junto al pobre hombre para ayudarlo a levantarse.

El viejecito, con un dolor inmenso, le dijo:

—Muchacha, ¡sácame de aquí antes de que me pisoteen! —Monique guió al hombre hasta unas escaleras que habían cerca, en la entreada de un edicicio—. Muchas gracias por tu ayuda jovencita, parece que el hambre le hace olvidar a la gente el respeto por sus mayores —dijo mirando con arrogancia el montón de gente reunida en la carnicería.

—¡Esto es un verdadero caos! —dijo Monique—. No debería acercarse a ese maldito puesto de carne, las personas se vuelven como animales cuando empiezan las pujas.

—Pero si no me hubiera acercado, no hubiera conseguido esto —dijo el anciano mostrando un paquete envuelto en papel de cocina, atado con un trozo de hilo de alpillera. Olía a carne. El anciano lo abrió un poco y se pudo apreciar que era carne molida, un kilo aproximadamente. Los ojos de Monique se abrieron como platos, no había visto la carne tan cerca en semanas.

—¿Cómo te llamas, jovencita? —dijo el anciano. Monique miraba con recelo ese paquete que hasta podría perforar el grueso papel con sus ojos.

—Monique —dijo sin apartar su mirada de la carne.

—Hagamos un trato, Monique —dijo el viejo,, que sabía que la chica había picado su anzuelo—. Si me ayudas a llevar este trozo de carne a mis hijos que viven cerca de aquí, te prometo un filete para ti sola. Al fin y al cabo, un favor se paga con otro, y yo casi no puedo caminar con el dolor que tengo en la cadera.

Monique, que no podía salir de su asombro por tan gentil oferta, solo pudo asentir con la cabeza mientras miraba al anciano. Este le extendió el paquete y le pidió que esperara un momento mientras escribía en un papel que metió dentro de un sobre.

—Ya de paso aprovecho para que le entregues esta carta a mi hijo Matías —dijo el viejo quitándole importancia—. Si no, no se va a creer que te he prometido un trozo de carne por el encargo —dijo el anciano con una sonrisa, enseñando los dientes amarillos.

Tras despedirse del señor, que aún se sujetaba la cadera con la mano en un claro síntoma de dolor, Monique se dirigió hacia la dirección indicada. Quedaba al otro lado de la plaza, cruzando el mercado, pero algo la perturbó cuando había avanzado solo unos metros. Uno de los vendedores en el puesto de carne parecía esbozarle una sonrisa, pero no una de esas que le regalaban los hombres para ganarse sus favores, había algo perverso en ella. Bajó la cabeza un poco asustada y, como si su instinto femenino le avisara, sintió que algo raro estaba pasando.

Se giró para mirar al anciano, pero allí ya no había nadie. ¿Cómo podía haberse ido tan rápido con ese dolor punzante de cadera?

Continuó su camino hacia la dirección marcada, pero había algo en su interior que le decía que tuviera cuidado. Es típico del ser humano que su «sexto sentido», o más bien llamado, «conciencia», le diga a su ser que algo raro estaba pasando. Pero como ya habíamos dicho, Monique era una chica honesta que se veía incapaz de robarle a un anciano y, a pesar de su miedo, prosiguió con su encargo.

Algo la detuvo una vez que llegó al lugar marcado, la dirección exacta estaba en un oscuro y recóndito callejón que quedaba oculto de la mirada indiscreta de todo el que paseara por la calle principal. Ligeramente asustada por la idea de que el viejo hubiese ideado un plan para violarla, decidió que lo mejor era no arriesgarse, así que ofreció una moneda de pequeño valor a un muchacho de la calle para que terminara el encargo.

Ella se ubicó al principio del callejón mientras observaba como el chiquillo llamaba a una sucia puerta de madera en la que se abrió una mirilla, por la cual un hombre se asomó para ver quién había llamado y comprobar que no hubiera nadie más con él.

—¿Es usted Matías? —dijo el chico—. Su padre le envía esta carta y este paquete.

El hombre no lo hizo esperar, abrió la puerta con la intención de recibir el paquete. Pero, para sorpresa de Monique, que observaba todo desde la distancia, no agarró el paquete de carne, sino que sujetó fuertemente la muñeca del muchacho y de un tirón lo metió dentro de la casa cerrando la puerta con fuerza. Se comenzaron a escuchar gritos que fueron acallados en pocos segundos.

El bullicio ensordecedor de la plaza había silenciado al pequeño. Pero Monique había sido testigo de todo, así que, gritando, se dirigió a un par de militares que sabía que siempre vigilaban que todo estuviera en orden cuando el mercado se abría.

—¡Por favor, ayuda, acaban de secuestrar a un niño! —dijo Monique mientras tiraba del brazo de uno de los soldados guiándolo hacia el lugar.

En segundos, sorprendentemente, los militares se encontraban golpeando la puerta del lugar en el que había desaparecido el niño. Un fuerte alboroto se escuchó en el interior del edificio, un par de hombres vociferaban y golpeaban la puerta desde el interior; parecía que estaban colocando muebles y otros objetos pesados para evitar que se abriera la puerta con las patadas de los soldados. De repente, el ruido cesó y, segundos después, por una de las ventanas que había en el tejado, apareció un hombre que velozmente saltó al edificio cercano y desapareció de la vista de Monique, quien, gritando, avisaba a los militares que estaban escapando por arriba. Un segundo hombre salió y los soldados, advertidos por Monique, le dispararon. Uno de los disparos, desde hacia atrás, le acertó en pleno corazón y cayó rodando por el tejado hasta el vacío, golpeando el suelo con un golpe atronador a unos metros de Monique.

Tras un par de minutos, los militares se cercioraron de que nadie más saliera por la ventana y regresaron a la puerta, que empezaron a golpear con más insistencia hasta que consiguieron abrirla lo suficiente como para apartar los muebles con los que los delincuentes habían formado una barricada temporal que impedía acceder al edificio.

Cuando consiguieron entrar, se quedaron estupefactos; uno de ellos tuvo que salir inmediatamente mientras vomitaba. Su estómago no pudo soportar el ver tan macabro espectáculo.

De un gancho, colgaba el niño boca abajo con la garganta degollada; un cubo abajo de la cabeza del niño recogía toda la sangre que goteaba de él. A escasos metros había una mesa que parecía usarse para separar la carne del hueso y donde se podían ver restos humanos como pies, manos y una cabeza. Junto a unos cuchillos ensangrentados, habían varios montones de carne humana que ya estaba lista para ser empaquetada.

Mientras, Monique, ajena al matadero humano que habían visto los militares, se acercó al hombre abatido por los disparos; al mirarlo más de cerca lo reconoció como uno de los hombres que despachaban carne en el mercado. Pero lo que más le llamó la atención fue que de uno de sus bolsillos asomaba el sobre que le había entregado el anciano. La mujer se agachó y, tras recogerlo, decidió abrirlo En su interior encontró escrito lo siguiente:

Monique avisó a los soldados que esta carne provenía de la carnicería que estaba en el mercado. Cuando llegaron ahí, no había rastro ni de los hombres ni de la carnicería.